lunes, 4 de marzo de 2013

   Con respecto al tema que nos tocó resumir y exponer la semana pasada, Italia y el Imperio Germánico, me llamó mucho la atención el caso de Italia en la época de la que trata el tema. Mientras el Imperio Germánico intenta mantener su extensión territorial (pese a las dificultades internas), Italia, que tiene una posición estratégica en el Mediterráneo, y que era un territorio cultural y económicamente pujante, se mantiene en su estructura de ciudades-estado medieval. Personalmente creo que todos los "imperios" tienen un problema importante: mantener sus sucesivas conquistas, lo cual les lleva a frecuentes guerras contra otros "imperios". Me parece menos ambicioso pero más operativo constituirse en "formas políticas" más pequeñas y "manejables" políticamente. Ciertamente el caso de lo que hoy conocemos por Italia no era lo habitual, ni tampoco lo era el que se estructurara de modo diverso (repúblicas, ducados, marquesados) pero tal vez esa estructura sea la clave de la concentración cultural (junto con la herencia clásica) en estos pequeños estados. A esto se podría sumar el hecho de que en Roma viviera "el vicario de Cristo" no solo por su poder eclesiástico (de todos es sabido que, entonces, el Papa tendía una mano a Dios y otra al diablo) sino por entender que uno de los objetivos del Papado era la defensa de la Cristiandad.
   En definitiva, y tal vez porque me coge más de cerca, el "caso" de Italia es el que más me ha atraído en este tema.

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