miércoles, 13 de marzo de 2013

El papel de María de Pacheco (1497-1531)



El papel de María de Pacheco (1497-1531)

Doña María Pacheco fue hija del primer marqués de Mondéjar (y segundo Conde de Tendilla), llamado el "Gran Tendilla", y de Francisca Pacheco, hija de Juan de Pacheco, el turbulento primer marqués de Villena. Escogió el apellido materno al tener dos hermanas con su mismo nombre.
De las cartas del padre de doña María se desprende que el conde de Belchite fue la primera opción barajada por la estrategia familiar de los Tendilla y que el conde trataba de contentar las aspiraciones de su hija sin poder ofrecerle la dote que había adoptado la hija mayor. Las hijas mayores, por lo general, eran mejor dotadas que sus hermanas.
                                                 'Doña María de Pacheco despues de Villalar'                                                                       Vicente Borrás Mompó, 1887. Universidad de Barcelona.
Fue así como se fue trabando el destino de María de Pacheco para arrojarla en brazos de Juan de Padilla, cuyo casamiento debió negociarse a lo largo de 1510. 
Durante algunos meses, los principales instigadores del movimiento comunero: Padilla, Hernando de Avalos, Juan Carrillo…dominaron la ciudad. En torno a estos regidores y caballeros comenzaron a destacarse una serie de nombres nuevos: el maestro Quílez, Moyano…Los primeros se esforzaron por dar vida y poder al movimiento. Los segundos dominaban los barrios de Toledo manteniendo el fervor revolucionario entre la población. Doña María servía como nexo de unión entre ambos grupos, y en su casa se reunían los notables que mantenían relación con la Junta. Por el momento, doña María se mantenía a la expectativa, pero su autoridad se acrecentaba cada vez más en la ciudad.                                 
Hay que esperar al año 1521 para que el nombre de María Pacheco empiece a aparecer en los documentos entorno a un nuevo asunto en el que se pone de manifiesto su ambición familiar. El joven  arzobispo de Toledo, Guillermo de Croy, falleció en Wörms el 7 de enero. Los comuneros se apresuraron a nombrar adelantado de Cazorla, perteneciente al arzobispado, a Juan de Padilla; pero el mismo marqués de Mondejar, hermano de María, se encargó de evitar que los representantes de su cuñado pudiesen tomar posesión, pidiendo para ello respaldo de Roma.
<< Nadie acate al cardenal
ni obedezca a su Consejo
a Padilla le nombramos
general de los ejércitos,
que el oro que se iba a Flandes
ya no salga de este reino>>
Las apetencias de Doña María, sin embargo, picaban más alto, hasta la misma catedra arzobispal, para la que propuso a su propio hermano Francisco de Mendoza. La situación se complicó aún más con la aparición en la ciudad del obispo de Zamora, don Antonio de Acuña, que había sido enviado por la Junta a tierras toledanas. La multitud que allí se concentró lo aclamaron con entusiasmo y  le llevo en procesión hasta la catedral, donde fue entronizado en la silla arzobispal al grito de que nadie mejor que él, para escándalo de los canónigos que se encontraban en ese momento celebrando el oficio de las tinieblas.
Padilla es derrotado y decapitado en Villalar el 24 de abril de 1521 junto con Juan Bravo y Francisco Maldonado. Fue con gran entereza al patíbulo, habiendo dejado antes escritas unas cartas a su esposa y a la ciudad de Toledo.
<<Señora: si vuestra pena no me lastimara más que mi muerte, yo me tuviera enteramente por bienaventurado(…) Mi criado Sosa, como testigo de vista e de lo secreto de mi voluntad, os dirá lo demás que aqúi falta, y asi quedo, dejando esta pena, esperando el cuchillo de vuestro dolor y de mi descanso”
Al recibir las malas es entonces cuando María entra realmente en la historia como enérgico soporte de la última resistencia de las Comunidades de Castilla en Toledo, ocupando el Alcázar con sus fieles el 28 de abril y dirigiendo, primero desde su casa y luego desde allí, la resistencia al emperador, colocando tropas en las puertas toledanas, mandando traer la artillería desde Yepes, implantando contribuciones y nombrando capitanes de las tropas comuneras toledanas.
<<Mi corazón se ha quedado
que ya nada más le alivia
Mientras me siga latiendo,
consagraré su energía
a cumplir las voluntades
que me expresasteis en vida.>>
Tras rendirse Madrid el 7 de mayo solo resistía Toledo. El marqués de Villena, tío de María, entro en la ciudad y el 15 de mayo escribía a los gobernadores pidiéndoles que el prior de San Juan cesase en su hostigamiento a la ciudad que él trataba de allanar. Su táctica era la de otorgar perdones a aquellos caballeros que se prestasen a ir a luchar contra los franceses, lo que propiciaría no pocas deserciones entre ellos. No obstante, carecía de los poderes para negociar y se encontró con la poca flexibilidad de doña María y los jefes comuneros.
El largo lapso que Toledo resistió se debió en parte a que el ejército real fue a Navarra para combatir la invasión francesa que comenzara el 10 de mayo, oportunidad que muchos ex-comuneros aprovecharon para lograr el perdón luchando contra Francia. Según confirma Joseph Pérez María contactó con los franceses durante agosto de 1521 para informar a los franceses sobre la situación de Toledo.
<< Hasta seis meses prolonga
Toledo su rebeldía
y al cabo de los seis meses
se rinde doña Maria
por abreviar las desgracias
que de nada servirían
Mas si Toledo se rinde,
Toledo no está vencida.>>
Aunque el cerco a Toledo se completó el 1 de septiembre, los toledanos realizaban salidas con distinto éxito para avituallarse. El 16 de octubre sufrieron una seria derrota frente a las tropas del Prior de San Juan en una de estas salidas, cundiendo el desánimo y favoreciendo la firma de una tregua favorable a los sublevados, el llamado armisticio de la Sisla, logrado gracias a la mediación del obispo de Bari. La cercanía del invierno y las dificultades monetarias en las tropas reales también influyeron en el acuerdo. El 25 de octubre de 1521 los comuneros evacuaron el Alcazar toledano aunque conservaron sus armas y el control parcial de la ciudad.
<<Toledanos, toledanos
que en el reino no se diga
que al perder a sus mejores
Toledo quedó vencida.
Si dignos no somos de ellos,
No seremos gente indigna>>
No gustó este armisticio en la corte ni entre los gobernantes castellanos y, sólo aparentemente, convivían realistas y comuneros en paz en Toledo.
Al celebrar los "realistas" en Toledo la elección del regente Cardenal Adriano de Utrech como Papa, se produjeron disturbios aprovechados para pedir la rendición total en diciembre, así como de la entrega de María, por lo que los toledanos se alzaron el 3 de febrero de 1522, fracasando ante las tropas del prior de San Juan y el ex-comunero Juan de Zumel, ahora mas "realista" que ninguno.. Hay sospechas de que su hermana mayor la ayudó a huir con la ayuda de Gutierre López de Padilla y la connivencia incluso del Obispo de Bari. María Pacheco se fugó de noche disfrazada de aldeana. Pidió ayuda en el palacio de su tío el segundo marqués de Villena en Escalona  y logró llegar a Portugal.
<<Viéndolo todo perdido,
sus hombres aún lucharán
reteniendo a los reales
hasta que logre escapar
al amparo de la noche
camino de Portugal>>
Exceptuada en el perdón general del 1 de octubre de 1522 y condenada a muerte en rebeldía en 1524, María subsiste con dificultades. Juan III de Portugal no hace caso de las peticiones de expulsión que le llegan desde Castilla, y tras tres meses de errar es ayudada por Diego de Sosa, arzobispo de Braga, y luego por el obispo de Oporto Pedro de Acosta. Vivió, delicada de salud, en la casa del dicho Pedro de Acosta que era el capellán mayor de la esposa de Carlos V, Isabel de Portugal.

  •  "Padillas y Acuñas en la Comunidad de Toledo", de Antonio Paz y Melia. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, num 12 (1903) pag 403-419.
  • "María Pacheco", Fernando Martínez Gil, Ediciones de Castilla-La Mancha en la colección Almud 2005 
  •  “Los comuneros” , Luis López Alvarez, Diputacion provincial de Valladolid, 1985
  •  “La revolución de las comunidades de Castilla 1520-1521” J. Perez, España Editores

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